Con el ruido de las cosas al caer

Habito los espacios de la casa que llenaste de libros, discos, cuadros, imágenes, electrodomésticos y recorridos.

Habito los espacios de la casa con mis pensamientos y mi presencia. No sólo estoy aquí viendo pasar los días que transcurren con el suceder del tiempo, sino que también me permito buscarte en los pocos espacios vacíos, done hay polvo y recuerdos.

No hace muchos meses que te fuiste, van a ser seis, pero ya la casa tiene otros olores. Yo he participado de la limpieza de muchos objetos que guardabas con celo y una evidente obsesión. ¿Qué heridas te curabas el saber que contabas con aquella colección de libros antiguos ? ¿Aquella filmadora de los años 40? ¿La colección de revistas de historia, todos sus volúmenes? ¿Un animal de madera con la pata rota y dos con las patas firmes y ojos huecos? ¿Un reloj de cuando éramos niñas que no muestra las horas porque no tiene ritmo? ¿Un caballete sin usar con todos aquellos tubos de pintura, la paleta y pinceles vírgenes? ¿Un ventilador barato? ¿Una colección de lápices de colores y Los Beatles intervenidos con la cara de tus amigos y demás queridxs?

Habito los espacios tratando de poner la mínima atención a la ausencia, al silencio de la casa sin la televisión prendida, sin tu voz altisonante. Sin embargo, el silencio está ahí y por eso se escuchan las cosas al caer. Golpean el suelo y hacen ruido, a veces sonoro, a veces perturbador, pues resultan objetos sólidos medianos y grandes los que pierden el equilibrio y abandonan su lugar en las estanterías sin razón aparente.

Habito con respeto y admiración a lo que hiciste con tu vida, pero intento que dichos pensamientos no resulten una amenaza de la vida que sucede y concluye sin previo aviso, más bien procuro concentrarme en identificar las pruebas que dejaste en nosotras: gustos, intereses, pasiones, actitudes, miradas…ansiedad y mucho amor y agradecimiento.

Habito los espacios pero los espacios realmente me habitan a mí. Se los permito porque no tengo otra opción de vivir y experimentar tu ausencia. Pienso que también tu habitas el espacio. Las cosas al caer no responden al movimiento torpe de un despistado, caen y se mueven porque la casa es tu hogar e intuyo tu también estás aprendiendo a no estar y no te debe resultar sencillo.

El ruido de las cosas que caen, ¿te permite aliviar tu ausencia?

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